APOTEOSICA CORRIDA DE ANIVERSARIO EN CAÑAVERALEJO

APOTEOSICA CORRIDA DE ANIVERSARIO EN CAÑAVERALEJO

La segunda corrida de toros programada en el aniversario número 65 de LA PLAZA DE TOROS DE CAÑAVERALEJO dejó un balance lleno de emociones que prodigaron ganadería y toreros a los aficionados que casi cubren en su totalidad los tendidos del edificio taurino.

Tuvieron que pasar 30 años para que la ganadería de “Vistahermosa” volviera al albero caleño con un encierro de presentación que da el encaste Santacoloma con ejemplares que no ofrecen mucho volumen pero si excesiva nobleza, bondad y bravura. Pesaron en la báscula 450 – 468 – 452 – 460 – 456 y 452 kilos. El quinto de la tarde marcado con el número 118 de nombre “Relicario” fue indultado.

La madurez y oficio de Luis Bolívar quedaron inscritas en el redondel caleño con faenas de muy buen gusto en tandas marcadas por el temple. En el primero que no humilló pudo cortar una oreja pero las espadas tendidas con tardanza lo impidieron, escuchando un aviso. En el cuarto con buen son, le dio distancia pero se fue quedando corto en las embestidas. Con media espada despachó al ejemplar cortando el apéndice.

Hacía mucho tiempo no se veía en Cañaveralejo la locura colectiva por la actuación de un torero. Pues Bien. Alejandro Talavante logró mantener de pie a los aficionados en los tendidos con una presentación mágica en la que comenzó de hinojos con muletazos cambiados por la espalda y ya de pie fueron innumerables la cantidad de pases que el toro le permitió en redondo con la derecha, por naturales, faroles, arruzinas y final por manoletinas, todo con una lentitud pasmosa llevando la embestida del toro al ralentí en circulares continuos enroscándoselo a su cintura causando el delirio en los tendidos. FAENON!!! . “Relicario” fue indultado y los trofeos simbólicos paseó el extremeño en medio del delirio total. En el segundo también construyó una faena de alto nivel que fue premiada con una oreja.

Emilio de Justo instrumentó una faena entonada con tandas por la izquierda y la derecha sin ayudado y de manera templada alargó las embestidas del noble ejemplar echándoselo atrás de la cadera y rematando cada serie abrochando con los pases de pecho a hombrera contraria. La estocada fue fulminante y las dos orejas no se dejaron esperar. Quizás el toro de menos boyantía fue el sexto que no tuvo entrega en la muleta del torero de Torrejoncillo. La espada con la que había triunfado en el tercero, esta vez no quiso penetrar en las carnes del “garbancillo” del encierro.

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